26 de enero de 2016

De palomitas, mandarinas y linternas: el MINDFULNESS al alcance de todos

Seguro que has oído hablar de él, pero aún no te queda claro de qué se trata. Te imaginas que será una técnica de relajación, que te permite evadirte de las cosas malas para poder orientar tu vida hacia mejores caminos. ¡¡ERROR!!. Esto no es mindfulness ni mucho menos.

¿Qué es el mindulness?: La “atención plena” es la capacidad de la mente de estar presente y consciente en un momento determinado, un momento en que cuerpo y mente sincronizan totalmente en un instante de realidad presente.

Vivimos inmersos en un ritmo en el que no tenemos descanso. Pero este no es el problema. El problema radica en que nuestra cabeza está llena de pensamientos pendientes, de cosas que debemos hacer y por eso aun cuando estamos realizando una tarea, no estamos plenamente concentrados en ella. Pronto empiezan a aparecer miles de ideas que desvían nuestra atención y nos hacen tener la cabeza en un sitio muy lejano al que en realidad deberíamos tenerla.
Te voy a poner un ejemplo. Los pensamientos que asaltan continuamente nuestra cabeza son como palomitas de maíz. Imagínate que te decides a hacerlas un día en casa. Coges maíz, aceite y una sartén. La pones en el fuego, y a continuación echas las palomitas. Sabes que tienes que poner una tapa para evitar que ensucien toda la cocina. Esperas. Esperas. Esperas. Y de repente oyes un primer “¡pop!”, al que siguen varios “¡pop! ¡pop!” Y en unos segundos lo único que escuchas es “¡pop! ¡pop! ¡requetepop!”. Estas palomitas que continuamente saltan son como esos pensamientos que aparecen sin previo aviso y no te dejan disfrutar de lo que estás haciendo. El mindfulness se encarga de enseñarte a mantener esos “¡pop!” a raya.


Para que empieces a meditar te dejo un ejemplo muy sencillo que está al alcance de todos: CÓMETE UNA MANDARINA. No, no me he vuelto loca ni mucho menos. Hay una serie de pasos que tienes que seguir para hacerlo. Acciones que nunca habrás hecho, sensaciones que nunca habrás sentido en un acto tan cotidiano como el de pelar esta fruta y comértela. Ahí está la clave. La mayoría de las veces que te has comido una, estabas haciendo otra cosa como ver la televisión, leer un libro, andar por la calle pensando en las tareas pendientes del trabajo o incluso charlando con varios amigos en el móvil. Seguro que nunca lo habías hecho de esta manera y ¿sabes qué? Precisamente por esto es probable que NUNCA EN TU VIDA TE HAYAS COMIDO UNA MANDARINA.
Sí, la has introducido en tu boca, tu sistema digestivo la ha digerido, pero si nunca has sido consciente de que la mandarina existía, ni de que tú te la estabas comiendo, ese momento ha quedado perdido en tu memoria. Como tantos otros que has vivido sin prestarlos la suficiente atención. Y he aquí otro dato clave. La atención y la memoria son como una pareja inseparable, de esas a las que el amor les dura toda la vida. Y es que sólo vas a poder recordar con claridad aquello que has vivido con claridad. Lo demás, se perderá.

Con este ejemplo te habrás dado cuenta de que mindfulness no significa que alejes tus preocupaciones o pensamientos malos de tu vida. Sino de que pongas tu atención en uno y el resto los dejes apartados hasta que llegue su momento. Imagina una habitación llena de estanterías con decenas de objetos.
Cada objeto es un pensamiento que nos ronda por la cabeza o una preocupación que nos asalta. Si enciendes la luz de esa habitación lo único que verás serán miles de objetos que no te permitirán focalizar tu atención. Estarás pendiente de todos, pero, en realidad, no estarás prestando atención a ninguno. Con la práctica de mindfulness lo que se pretende es que apagues la luz de esa habitación y que con una linterna ilumines uno solo de los objetos y te concentres en él. Sabes que el resto están ahí. No han desaparecido. Pero tú tienes la capacidad de atender a uno de ellos, hasta que llegue el momento de atender a otro.

Los beneficios en el ámbito de la Educación son inmensos. Cada vez más estudios avalan el increíble cambio de actitudes que podemos conseguir con tan sólo practicar 5-10 minutos de mindfulness al día. Por ello, son muchos los centros que proponen ponerlo en práctica y todos hablan de una reducción significativa de la conflictividad, del absentismo escolar e incluso de la hiperactividad de algunos niños. Pero lo más sorprendente es que un porcentaje importante de los alumnos que lo practican con regularidad han mejorado sus resultados académicos de manera notable. IMPRESIONANTE.
Hay infinidad de libros que tratan el tema, algunos de ellos incluso van acompañados de un CD que te da ideas sobre cómo puedes aplicarlo en clase. No tienes excusas para no practicarlo y comprobar en primera persona cómo puede cambiar tus rutinas y las de tus alumnos.

También me gustaría recomendarte que vivas donde vivas busques diferentes escuelas en las que se impartan cursos de mindfulness. Algunas de ellas ofrecen talleres gratuitos de un par de horas donde podrás acercarte al tema e incluso practicarlo. Es una oportunidad que no deberías desaprovechar. 

Vive el ahora, para alcanzar la plenitud, y recuerda que vives lo que atiendes. 
Allá donde está tu atención, está tu experiencia. 


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