Seguro que has oído hablar de él,
pero aún no te queda claro de qué se trata. Te imaginas que será una técnica de
relajación, que te permite evadirte de las cosas malas para poder orientar tu
vida hacia mejores caminos. ¡¡ERROR!!. Esto no es mindfulness ni mucho menos.
¿Qué es el mindulness?: La “atención plena” es la capacidad de la mente de estar presente y consciente en un momento determinado, un momento en que cuerpo y mente sincronizan totalmente en un instante de realidad presente.
Vivimos inmersos en un ritmo en
el que no tenemos descanso. Pero este no es el problema. El problema radica en
que nuestra cabeza está llena de pensamientos pendientes, de cosas que debemos
hacer y por eso aun cuando estamos realizando una tarea, no estamos plenamente
concentrados en ella. Pronto empiezan a aparecer miles de ideas que desvían
nuestra atención y nos hacen tener la cabeza en un sitio muy lejano al que en
realidad deberíamos tenerla.
Te voy a poner un ejemplo. Los
pensamientos que asaltan continuamente nuestra cabeza son como palomitas de
maíz. Imagínate que te decides a hacerlas un día en casa. Coges maíz, aceite y
una sartén. La pones en el fuego, y a continuación echas las palomitas. Sabes
que tienes que poner una tapa para evitar que ensucien toda la cocina. Esperas.
Esperas. Esperas. Y de repente oyes un primer “¡pop!”, al que siguen varios “¡pop!
¡pop!” Y en unos segundos lo único que escuchas es “¡pop! ¡pop! ¡requetepop!”.
Estas palomitas que continuamente saltan son como esos pensamientos que
aparecen sin previo aviso y no te dejan disfrutar de lo que estás haciendo. El
mindfulness se encarga de enseñarte a mantener esos “¡pop!” a raya.
Para que empieces a meditar te
dejo un ejemplo muy sencillo que está al alcance de todos: CÓMETE UNA MANDARINA. No, no me he vuelto loca ni mucho menos. Hay una serie de pasos que
tienes que seguir para hacerlo. Acciones que nunca habrás hecho, sensaciones
que nunca habrás sentido en un acto tan cotidiano como el de pelar esta fruta y
comértela. Ahí está la clave. La mayoría de las veces que te has comido una,
estabas haciendo otra cosa como ver la televisión, leer un libro, andar por la
calle pensando en las tareas pendientes del trabajo o incluso charlando con
varios amigos en el móvil. Seguro que nunca lo habías hecho de esta manera y
¿sabes qué? Precisamente por esto es probable que NUNCA EN TU VIDA TE HAYAS
COMIDO UNA MANDARINA.
Sí, la has introducido en tu boca, tu sistema digestivo la ha digerido, pero si nunca has sido consciente de que la mandarina existía, ni de que tú te la estabas comiendo, ese momento ha quedado perdido en tu memoria. Como tantos otros que has vivido sin prestarlos la suficiente atención. Y he aquí otro dato clave. La atención y la memoria son como una pareja inseparable, de esas a las que el amor les dura toda la vida. Y es que sólo vas a poder recordar con claridad aquello que has vivido con claridad. Lo demás, se perderá.
Sí, la has introducido en tu boca, tu sistema digestivo la ha digerido, pero si nunca has sido consciente de que la mandarina existía, ni de que tú te la estabas comiendo, ese momento ha quedado perdido en tu memoria. Como tantos otros que has vivido sin prestarlos la suficiente atención. Y he aquí otro dato clave. La atención y la memoria son como una pareja inseparable, de esas a las que el amor les dura toda la vida. Y es que sólo vas a poder recordar con claridad aquello que has vivido con claridad. Lo demás, se perderá.
Con este ejemplo te habrás dado
cuenta de que mindfulness no significa que alejes tus preocupaciones o pensamientos
malos de tu vida. Sino de que pongas tu atención en uno y el resto los dejes
apartados hasta que llegue su momento. Imagina una habitación llena de estanterías
con decenas de objetos.
Cada objeto es un pensamiento que nos ronda por la cabeza o una preocupación que nos asalta. Si enciendes la luz de esa habitación lo único que verás serán miles de objetos que no te permitirán focalizar tu atención. Estarás pendiente de todos, pero, en realidad, no estarás prestando atención a ninguno. Con la práctica de mindfulness lo que se pretende es que apagues la luz de esa habitación y que con una linterna ilumines uno solo de los objetos y te concentres en él. Sabes que el resto están ahí. No han desaparecido. Pero tú tienes la capacidad de atender a uno de ellos, hasta que llegue el momento de atender a otro.
Cada objeto es un pensamiento que nos ronda por la cabeza o una preocupación que nos asalta. Si enciendes la luz de esa habitación lo único que verás serán miles de objetos que no te permitirán focalizar tu atención. Estarás pendiente de todos, pero, en realidad, no estarás prestando atención a ninguno. Con la práctica de mindfulness lo que se pretende es que apagues la luz de esa habitación y que con una linterna ilumines uno solo de los objetos y te concentres en él. Sabes que el resto están ahí. No han desaparecido. Pero tú tienes la capacidad de atender a uno de ellos, hasta que llegue el momento de atender a otro.
Los beneficios en el ámbito de la
Educación son inmensos. Cada vez más estudios avalan el increíble cambio de
actitudes que podemos conseguir con tan sólo practicar 5-10 minutos de
mindfulness al día. Por ello, son muchos los centros que proponen ponerlo en práctica
y todos hablan de una reducción significativa de la conflictividad, del
absentismo escolar e incluso de la hiperactividad de algunos niños. Pero lo más
sorprendente es que un porcentaje importante de los alumnos que lo practican
con regularidad han mejorado sus resultados académicos de manera notable.
IMPRESIONANTE.
Hay infinidad de libros que
tratan el tema, algunos de ellos incluso van acompañados de un CD que te da
ideas sobre cómo puedes aplicarlo en clase. No tienes excusas para no practicarlo y comprobar en primera persona cómo puede cambiar tus rutinas y las de tus alumnos.
También me gustaría recomendarte que vivas donde vivas busques diferentes escuelas en las que se impartan cursos de mindfulness. Algunas de ellas ofrecen talleres gratuitos de un par de horas donde podrás acercarte al tema e incluso practicarlo. Es una oportunidad que no deberías desaprovechar.
Vive el ahora, para alcanzar la
plenitud, y recuerda que vives lo que atiendes.
Allá donde está tu atención,
está tu experiencia.
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